proyecto hábitat¹

¹Lugar de condiciones apropiadas para que viva un organismo, especie o comunidad animal o vegetal



En principio una obra de arquitectura no es un hábitat. Puede acercarse dependiendo de la destreza del proyectista, sí; pero de ningún modo puede ser un hábitat. 

¿Por qué?

La obra, en su etapa inicial, no es otra cosa que la materialización de una simulación. Una simulación que está sujeta a las modestas posibilidades del papel y el lápiz: ideas proyectadas bajo cierto orden, en base a una serie de condiciones que se asumen de buena fe y que se esperan sean lo más cercanas a la realidad. Esa realidad viscosa, mutante e incontenible.

Entonces, en los términos más concretos, podemos decir que hacer arquitectura es el intento de proyectar algo que funcione y perdure dentro en una especie de contenedor que se transforma violentamente a cada momento. Y los mejores lo saben. Por eso su arquitectura no se acerca a la perfección sino a la resiliencia, a la capacidad de resistir lo que no se puede proyectar, a lo improvisto, al tiempo. Se acerca a la capacidad de rebasar el papel y el lápiz. 

De cualquier forma, sea buena o mala arquitectura, los hábitats se autoconstruyen por encima. 

¿Qué es un hábitat?

En buena parte es la serendipia de la materialización. La siguiente etapa del objeto proyectado, la simulación que es pulida por la realidad. El uso, el deterioro y el tiempo. El hábitat es el resultado y no la planificación. 

En un determinado momento, cualquier obra de arquitectura revela la superposición de su hábitat correspondiente. De forma sutil o violentamente, los cambios se suceden y modifican la arquitectura. Naturalmente, no existe un hábitat estático, sino que es un proceso evolutivo que muta y deforma. Al hábitat se le superpone otro y así se suceden hasta la desaparición del objeto mismo (¿otro hábitat?). Por eso, es imperativo ver.

¿El proyecto?

Proyecto Hábitat es un proyecto documental que busca justicia. Ahora, la forma de ver arquitectura está limitada al primer momento de la obra, objeto sin pulir, a la simulación. Por tanto, a manera de contraposición, el proyecto se enfoca en el exacto opuesto, en documentar la vida posterior del proyecto fuera de los lugares comunes de los registros de arquitectura. Claro que documentar un hábitat es, estrictamente, un trabajo retrospectivo, parcial y siempre inconcluso. Recoge pequeñas transformaciones acumuladas sean minúsculas, sistemáticas o estructurales. De ningún modo es un registro de un punto final o la cúspide del proyecto, puesto que no existe o, al menos, no se puede determinar. Muestra lo que sucede en un momento indistinto, una pausa en una obra que, en los términos más utilitarios, ya sucedió. 

Bienvenidos al Proyecto Hábitat.