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Habíamos planificado inaugurar la segunda temporada con un episodio normal. El plan era charlar brevemente con Handel Guayasamín y que nos comparta sus historias de cuando Quito se salvaba, por poco, de otro tropezón urbano. Pensamos en el mismo formato, la misma duración, la misma fórmula. Elaboramos un guión para un episodio de 30 minutos, cargamos cuatro itinerantes (una cada uno parecía insuficiente), llegamos al punto de encuentro y llamamos a la puerta.

Dos horas después, cuando las cervezas se habían terminado con la tarde, los tres pensamos seriamente en una nueva tanda de itinerante de emergencia para humedecer las ideas y extender la Parleta hasta dios sabe dónde.

Todo esto se explica en la búsqueda de Handel que, a sus casi 70 años, concentra sus esfuerzos en contar sus historias, el recorrido, las aventuras. En este punto, claramente, contarlas más allá del protagonismo académico, o la corrección política o la censura conservadora. Era lo primero que se percibía cuando hablaba: daba la sensación de que su propia retrospectiva le eximía de cualquier interés ulterior. Parecía que contaba nada más que por contar.

Esta Parleta se convirtió, entonces, en una especie de relato de abuelo. Un torrente de experiencias que, honestamente, sentíamos que se tenían que escuchar en silencio y sin preguntar demasiado. De todas formas, ya era una tarea intensa reconstruir torpemente en la cabeza el Quito de hace cincuenta años, o la militancia brava en la Bolivia del mismo tiempo, o un vaso a media noche compartido con el pintor.

A pesar de la solemnidad de la tertulia, sabemos bien que no debemos subestimar nuestros tóxicos tiempos productivos contemporáneos. Por lo tanto, hemos decidido dividir esta Parleta en tres episodios que serán publicados consecutivamente.

Bienvenidos a este, nuestro primer Parletón, llamado Handel y Quito.

PARTE 1:

La primera parte del Parletón abre con una modesta introducción que hacemos a nuestro invitado, a la que se le sucede una especie de verdadera y más potente introducción que Handel hace de sí mismo. Nos aclara que va a hablar de verdad. Sin tapujos, sin censuras, sin miedos. Y así lo hace cuando nos cuenta sobre su militancia de casi una década en los movimientos de Izquierda en Bolivia y las consecuencias de la política con convicción. El relato continúa con su retorno a Ecuador, las dificultades y las oportunidades y su primera vinculación con las políticas públicas y la gestión territorial durante la alcaldía de Rodrigo Paz. Lo verdaderamente potente, es que Handel no pasa por alto los detalles oscuros de la burocracia, de la política triste y su desdén rancio. Es sorprendente para quienes no lo hemos visto de primera mano. Finalmente, el episodio remata en las experiencias concretas de su gestión pública y de los proyectos más importantes: el Plan Quitumbe y el Plan para el Parque Metropolitano de Quito.

Parte 2:

La segunda parte del Parletón cubre uno de los proyectos de planificación territorial más ambiciosos de la capital: El plan para el Parque Metropolitano de Quito de 1993. En este episodio, Handel desmenuza la experiencia con sorprendente claridad, de forma en la que se puede apreciar la gravedad que implica asignar más de 600 ha de terreno (buena parte tomada del sector más codiciado y costoso de la capital) como área pública para la creación de un parque. Esta decisión decantaría en la creación, en palabras de nuestro invitado, del parque periurbano más grande de toda Latinoamérica. 

En esta historia se mezclan ferozmente la polémica, los conflictos de intereses, las astucias desesperadas, las peleas familiares, la burocracia y hasta la iglesia. Que todo sea por los parques y por las grandes historias para los nietos. 

Bienvenidos de vuelta al primer Parletón, episodio dos.

Parte 3:

El último episodio del Parletón es un cierre más bien involuntario, casi obligatorio. La verdad es que la conversación se pudo haber extendido fácilmente, pero tres horas de retrospección sostenida no son poca cosa. De cualquier forma, aprendimos un par de lecciones: a veces hay que aceptar que se debe parar y, no menos importante, un Parletón exige muchas más Itinerantes.

En este episodio de cierre, Handel repasa su tránsito como académico y como arquitecto constructor, a diferencia de sus años en planificación territorial. Su experiencia como profesor (Handel fue uno de los fundadores de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador) y productor de obras (Handel recibió el Premio Ornato por su obra La Capilla del Hombre) no están exentos de polémica. Al contrario, su experiencia vuelve a demostrar que la militancia, sea como fuere, exige enfrentar poderes sobreentendidos, incoherencias supinas y peligrosos moralismos institucionales. Este episodio pone en duda el papel de la academia y del rol del arquitecto, que deben ser reinventados por la salud de la sociedad y por la arquitectura necesaria para el lugar en el que vivimos. 

Bienvenidos a este conmovedor cierre del Parletón con Handel Guayasamín. Menos mal somos necios y, si se quedan con ganas, volveremos por el Parletón 2.0.