Como a todos, la inevitable manía de especular sobre el futuro se apoderó de nosotros una buena tarde y barajamos una serie de posibilidades. Muchas ingenuas, algunas ridículas, unas cuantas imposibles y, sorprendentemente, algunas parecían buenas ideas.
Una de ella es la “Comunida-g” (una grotesca adaptación del portugués brasilero que además suena sospechosamente cercana a la cantante de la jeepeta). Imaginamos a la Comunida-g como esta bonita comunidad en el campo donde podríamos envejecer rodeados de una apacible calma verde.
Es un buen plan. Pero siempre hay que dudar sanamente. ¿Vivir en el campo no es una romantización que, aparte de atrevida, resulta ingenua? ¿Volver al campo es una solución trasladable? ¿Es factible?
Como no teníamos respuestas, hicimos lo de siempre: invitar a alguien unos pasos más adelante. Acompáñenos en esta Parleta con Pascual Gangoneta, un invitado con una rica experiencia arquitectónica que vamos a obviar descaradamente. En su lugar, vamos a discutir sobre las peripecias de pasarse a vivir en la ruralidad a raíz de la pandemia.
¿Usted ya limpió estiércol de caballo a las 7am? ¿Es jodido? Averígüelo con nosotros. Quién sabe y usted también, fiel radioescucha, es un miembro apto para unirse a la Comunida-g.
Benvenuttix a La Parleta.